Es bastante irónico que después de las tormenta, del viento, de las lágrimas del cielo, éste pueda seguir mostrandose celeste con esa soberbia que sólo él puede entender.
Pesadas nubes grises con su andar incesante
Alejad de mi cuanto podaís toda esta angustia.
Permitid que suenen de nuevo los clarines en mi jardín,
dejad que el bandoneon llene todo con su calor.
Alejad la sombra de su recuerdo.
Borrad los pensamientos anidados con fuego de sus palabras.
Quitadme las marcas. Borrad su recuerdo.
Concededme alas para salir
Otorgadme sangre para volver a vivir.
- Vientos huracanados que despiertan hasta
los más suaves manantiales del infierno -
Permitid que baje y que una vez ahí
pueda disfrutar de la sangre con pasional violencia.