sábado, 26 de julio de 2008

Semejante a la noche

Cuando regresé a mi casa, con los pasos inseguros de quien ha pretendido burlar con el vino la fatiga del cuerpo ahíto de holgarse sobre otro cuerpo, faltaban pocas horas para el alba. Tenía hambre y sueño, y estaba desasosegado, al propio tiempo, por las angustias de la partida próxima. Dispuse mis armas y correajes sobre un escabel y me dejé caer en el lecho. Noté entonces, con sobresalto, que alguien estaba acostado bajo la gruesa manta de lana, y ya iba a echar mano al cuchillo cuando me vi preso entre brazos encendidos de fiebre, que buscaban mi cuello como brazos de náufrago, mientras unas piernas indeciblemente suaves se trepaban a las mías. Mudo de asombro quedé al ver que la que de tal manera se había deslizado en el lecho era mi prometida. Entre sollozos me contó su fuga nocturna, la carrera temerosa de ladridos, el paso furtivo por la huerta de mi padre, hasta alcanzar la ventana, y las impaciencias y los miedos de la espera. Después de la tonta disputa de la tarde, había pensado en los peligros y sufrimientos que me aguardaban, sintiendo esa impotencia de enderezar el destino azaroso del guerrero que se traduce, en tantas mujeres, por la entrega de sí mismas, como si ese sacrificio de la virginidad, tan guardada y custodiada, en el momento mismo de la partida, sin esperanzas de placer, dando el desgarre propio para el goce ajeno, tuviese un propiciatorio poder de ablación ritual. El contacto de un cuerpo puro, jamás palpado por manos de amante, tiene un frescor único y peculiar dentro de sus crispaciones, una torpeza que sin embargo acierta, un candor que intuye, se amolda y encuentra, por oscuro mandato, las actitudes que más estrechamente machihembran los miembros. Bajo el abrazo de mi prometida, cuyo tímido vellón parecía endurecerse sobre uno de mis muslos, crecía mi enojo por haber extenuado mi carne en trabazones de harto tiempo conocidas, con la absurda pretensión de hallar la quietud de días futuros en los excesos presentes. Y ahora que se me ofrecía el más codiciable consentimiento, me hallaba casi insensible bajo el cuerpo estremecido que se impacientaba. No diré que mi juventud no fuera capaz de enardecerse una vez más aquella noche, ante la incitación de tan deleitosa novedad. Pero la idea de que era una virgen la que así se me entregaba, y que la carne intacta y cerrada exigiría un lento y sostenido empeño por mi parte, se me impuso con el temor al acto fallido. Eché a mi prometida a un lado, besándola dulcemente en los hombros, y empecé a hablarle, con sinceridad en falsete, de lo inhábil que sería malograr júbilos nupciales en la premura de una partida; de su vergüenza al resultar empreñada; de la tristeza de los niños que crecen sin un padre que les enseñe a sacar la miel verde de los troncos huecos, y a buscar pulpos debajo de las piedras. Ella me escuchaba, con sus grandes ojos claros encendidos en la noche, y yo advertía que, irritada por un despecho sacado de los trasmundos del instinto, despreciaba al varón que, en semejante oportunidad, invocara la razón y la cordura, en vez de roturarla, y dejarla sobre el lecho, sangrante como un trofeo de caza, de pechos mordidos, sucia de zumos; pero hecha mujer en la derrota. En aquel momento bramaron las reses que iban a ser sacrificadas en la playa y sonaron las caracolas de los vigías. Mi prometida, con el desprecio pintado en el rostro, se levantó bruscamente, sin dejarse tocar, ocultando ahora, menos con gesto de pudor que con ademán de quien recupera algo que estuviera a punto de malbaratar, lo que de súbito estaba encendiendo mi codicia. Antes de que pudiera alcanzarla, saltó por la ventana. La vi alejarse a todo correr por entre los olivos, y comprendí en aquel instante que más fácil me sería entrar sin un rasguño en la ciudad de Troya, que recuperar a la Persona perdida.

jueves, 24 de julio de 2008

Speed



Cuatro semanas.
Dias. Años.
Ulusiones. Metas. Ideales. Sueños.
Enfermedades. Lágrimas.
No me gusta mucho estar queriendo que pase el tiempo rápido, porque siento que no vivo.
Que mis dias ya están puestos en el más allá. ¿Pero que puedo hacer?
No puedo ser tan egoista. Disfruto los dias. A mi manera, claro.
Hasta que como siempre, me enfermo y todo vuelve a cero.


Cuatro semanas.
Años. Dias.
Pellegrini y Mitre. Línea 100. Perón y Pellegrini
Calles. Florida. San Martin.
Sueños. Ilusiones.
Caretas y quiebres


Cosas de la life . . .

jueves, 17 de julio de 2008

RedMoon


It's been a long time, but we are here again
It's been five long years of thunder, lightning and rain
So cold, so hard without you
But tonight, we're coming through...

Of the temple of the crescent moon
It's calling you tonight
Of the temple of the crescent moon
It's calling you tonight
Where the scarlet lights your lies with all my fire
The temple of the crescent moon comes alive in the night
It's been a long time, but we are back again
For another five years of thunder, lightning and rain
And now of our hurling world is done
And the fights have been fought and won

The temple of the crescent moon comes alive in the night
The temple of the crescent
The temple of the crescent moon comes alive in the night

martes, 15 de julio de 2008

miércoles, 9 de julio de 2008

LsD


La sinestesia (del griego “syn”, junto, y “aisthesis”, sensación), es un trastorno de la percepción en el que el estímulo recibido a través de uno de los sentidos provoca simultáneamente la sensación en otro. Una persona que padece este desorden puede, por ejemplo, “oír” los colores,”ver” los sonidos o sentir sabores al pasar sus dedos por una textura determinada. Se de manera natural en aproximadamente una de cada 2500 personas, o como resultado de la ingesta de algunas drogas psicodélicas, como la LSD o la mezcalina.

Existen dos tipos de sinestesias. La sinestesia de primer grado es la que “mezcla” las impresiones dos sentidos diferentes; y la sinestesia de segundo grado, más rara, asocia la impresión de un sentido del cuerpo a una emoción, un objeto o una idea.En general, afecta más a las mujeres y las personas zurdas, y con alguna frecuencia estas personas experimentan además una excelente memoria. No es raro que un sinestésico presente problemas a la hora de efectuar cálculos o para orientarse. Se cree que podría haber algún factor genético asociado a este desorden, ya suele darse en miembros de una misma familia. Al contrario de lo que puede pensarse, los sujetos sinestésicos no tienen una mayor predisposición a otros procesos psicopatológicos ni una mayor inclinación hacia las artes, aunque es cierto que muchos artistas (mayormente los pintores y compositores) presentan esta afección.

sábado, 5 de julio de 2008

PenaDeTi

Y ya no quiero seguir/ Y solo queda seguir/ Nunca lo entenderás/ Yo no miro hacia atrás/ CORO …Tengo pena de ti/ Pena de ti/ Tengo pena de ti/ Pena de ti/ Y quizás tuve el amor/ Nunca lo supe entender/ Si algo puedo decir/ No busques donde ir/ CORO… y quizas tuve el amor/ nunca lo supe entender/si algo puedo decir/ no busques donde ir Quiero desaparecer/ Por un momento y volver sin mi/// Tengo pena de ti/ Pena de ti/ Tengo pena de ti/ Pena de ti/tengo pena de ti/pena de ti/ tengo pena de mi/ pena de mi . . .