sábado, 13 de junio de 2009

Prefiguración de una huella




Lame mis rodillas, devocióname, los muslos, lengua a lengua, lame mi pubis aguardante, sométete, succióname, lame mi deseo y el dolor, asciende por mi vientre, sube, estremece tu piel al roce de la mía, abrázame, muerde mis hombros y tiembla, deja que te invada el temor, la ansiedad, reconoce la huella secreta de los poros, anhélame ...yo besaré tus ojos, morderé los vértices de tu boca, te dejaré temblar desfallecido, rasguñaré el descenso de tu espalda para hundir mi cabeza en tu pelvis, restregaré mi rostro en tu angustia y tendré que sostenerte con fuerza ante la involuntaria flexión de tus rodillas, no debes aún, no debes; luego, con lentitud, pasearán mis pezones por tu vientre, hacia arriba, arriba, pero no me abrazarás, estarás llorando y yo seré poderosa e invencible ante ti y no podrás tomarme, ahora que eres tan vulnerado, doblarás las rodillas y llorarás sobre tu deseo temblando, siempre estremecido, derrotado... entonces, sólo entonces, abrazaré tu cabeza a mi pubis, descenderé hasta ti, desplegaré los muslos abiertos y asilaré tu angustia de mar y arenas que se reventará en mis costas poderosas ahora que habrás comprendido, ahora que el rostro del tiempo se te ha mostrado, ahora que mi huella es indeleble e imposible.



Pía Barros

1 comentario:

Pam de Pointe du Lac dijo...

Recuerdos..
Pensar que dejé de ir a un banderazo de LaRenga por leer eso frente a castellano.. Y bueh, no me arrepiento.. Fue una de las últimas actividades que hice como alumna de castellano.. Y fue lindo. Extrañamente lindo.


Hoy por hoy, las sensaciones se repiten. Lejanas. Dormidas. Siempre recordadas. Lejanas.


Ojalá pudiera corregir los errores del pasado. Romper con las ataduras.. Quizá sea más fácil seguir encadenada.