domingo, 1 de julio de 2012

Es como si los recuerdos libraran batallas a muerte por salir de sus escondites y es casi irónico que en cada hoja, en cada sobre, en cada papel, en cada carta, en cada esquina haya algo que te recuerde. Cientos de palabras, frases, intenciones, deseos, viajes y demases que me llevan a un mundo pasado-irreal-soñado-tangible, al más intenso de los cuentos de hadas ambientados en el Jardin Salvaje, Nuestro Jardin Salvaje. Que no se puede borrar, ni siquiera difuminar por ser parte de la más recondita esencia de nuestras almas milenarias, almas que se vuelven a encontrar una y otra vez, como la inexorable ola que humedece una y otra vez  la arena, como el constante y acompasado latir de un corazón, como el nostálgico sonido del bandoneón más desgarrador de los tanos olvidados en tierras lejanas. Así son nuestras vidas, alma mia. Así es nuestra historia condenada a la pasión conscupiscente que los Ángeles del Averno supieron perdonar.

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