martes, 21 de mayo de 2013

En mí

 
 
 
En el más infinito de los abismos, en lo profundo de mi más absorta contemplación, aparece tu imagen creada de la pesadilla oscura de mi mente, de aquel lugar al que ni los Ángeles del Infierno se atreven a entrar... Tu imagen llena del lugar de misteriosa niebla, niebla que hiela y lacera mi piel,  que detiene mi corazón y congela el alma. Te miro y caigo en el abismo infinito de esos ojos que atraviesan mi cabeza, que miran más allá de mi razón, envolviéndola y asfixiándola. Trato de zafar, pero una vez ahí, comprendo el sórdido juego al que me invitas. Estás en mí. Tomo tu mano y te llevo a mi Jardín Salvaje y una vez ahí, solos y acompañados nada más que por nuestras esencias, comprendemos el sentido de la eternidad que abraza fuerte y que sin embargo, nos entrega la libertad de sentirnos cada vez con más pasión, con más deseo, con más desesperación... Mi naturaleza indómita cede al calor de tu aroma, y nos vamos perdiendo entre vaivenes de sudor y gemidos que no puedes reprimir... Y cuando  nuestros cuerpos se funden en aquella unión inexorable y perfecta, sientes que el sentido de tu vida ahora esta en mis manos.