Creo que aún no puedo definir lo que noche del 14 de abril fue ver a Kiss. Sin ser fanática, el show que presentan estos maestros del rock&roll es simplemente alucinante. Un concierto sólido, potente, de gran calidad y que despierta la más fiel admiración.
Estar tan cerca de ellos, sentir el fuego en la cara de la pirotecnia, quedar con los ojitos brillantes con tanto fuego artificial, realmente es algo que cualquier parroquiano debería vivir. Esto es pasión y quien lo niegue, es porque simplemente le falta rock.
Simplemente una noche mágica que fue posible gracias a mi Risu.
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