Cuando ya se cumplió un año de vida laboral, un montón de pensamientos y reflexiones pasan por mi cabeza. Antes que todo, con la certeza absoluta de que elegí bien, que adoro mi profesión y que realmente me hace feliz. Encuentro simplemente increible poder hacer lo que me gusta y que más encima me paguen por eso.
Todas esas sensaciones arraigadas en mí, no serán borradas a pesar de lo hostil de ciertos climas. Me resulta complejo ver mala onda, palabras venenosas y esos tipicos rumores de pasillo que de verdaderos no tienen nada. Analizando un poco más, es ver lo más penoso de algunos seres humanos. Obviamente me dan ganas de salir, de buscar un lugar donde las cosas simplemente fluyan.. Pero luego, al ver la sonrisa de un bebé, recibir los agradecimientos de mis pacientes, me doy cuenta que todo lo negativo no tiene ningún peso. Más que mal, y antes que todo, hay que ver de quienes viene y dejarlos en su mediocridad. Por mi lado, a seguir creciendo y siendo feliz.
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