lunes, 14 de septiembre de 2015

Vida


Creo que no me había tocado ver a bebés sin vida. Si bien ver una pérdida de 10, 14 o 16 semanas es impactante, sobre todo por lo pequeño y lo formaditos que se encuentran a tan corta edad gestacional, ver una bebita de casi 30 semanas, luchando a pesar de adversidad, con un corazón fuerte pero pausado, me llegó al alma. A veces es tan injusta la vida, sobre todo por las circunstancias. Tener hijos para enterrarlos no me parece lógico. A quién culpar? Es factible responsabilizar a la droga? Y qué pasá con la consciencia que cada uno tiene? y el entorno, la familia, el papá de esa bebita?. De qué sirve llorar después, abrazarla cuando ya no hay nada que hacer, cuando el congelador enfrió todo el potencial que pudo tener. A quién culpar? Acaso a ese Dios Todopoderoso que no pudo hacer nada para sostener el vientre de esa mujer?. 


1 comentario:

Pam de Pointe du Lac dijo...



Matices. Esa parece ser la palabra que define mi profesión.