El aroma de la soledad se apodera nuevamente de mis paisajes. Una vez más, lo temores acechan mi cama y se mezclan en tórridas esencias con mis sueños. Claramente no es una buena combinación; la heterogeneidad de su mezcla me deja en la más oscura incertidumbre. Confundiendo lo real con lo imaginado... ¿Será acaso que ya nada es real? Sólo los sonidos que trae el viento logran calmar los sórdidos pensamientos que noche a noche salen de sus escondites para agitar mi dulce alma.

Nuevamente, los sueños por tanto tiempo guardados cobran vida con la fuerza de la juventud, fuerza que deja sin sangre mis venas y marcas que sólo el tiempo, espero, podrá borrar.

Cruel y nefasto destino, ¿Aun quieres jugar conmigo?

- No olvides, querida niña, que estás cada vez más cerca del umbral hacia la eternidad. No tientes a los dioses que tus tibios deseos podrían ser escuchados.

La tentacion está en mi piel, audaz y tranquilo caballero...