La oscuridad puede encontrarse repleta de ausencias o inundada en visiones y sueños que alcanzamos a ver recién cuando nuestros ojos se acostumbran a ella.
Puede guardar secretos que susurra mansamente y que logra disfrazar con el sonido de la niebla y el viento.
Puede parecernos vacía… Inerte.
¿Acaso podrías negar que los sonidos de la noche llaman a nuestros más profundos pensamientos?

Sumergirse en un atardecer – carmín y tibio como la misma sangre – para escuchar el sol hundirse en el horizonte… Perdiéndose entre las sombras.

Todo se transforma…
En la oscuridad la vista pierde batalla y los demás sentidos se apoderan de la existencia cobrando vida, despertando de un hechizo, sólo para descubrir que la magia es - ahora – quien define lo real y lo magnífico.
Los sonidos cobran textura y se puede sentir su perfume. El sabor de melodías que recorren cada centímetro de nuestra piel y nos hacen recordar que estamos vivos.
La música que nace en la noche se oye distinta, se percibe extraña e íntima.

Todo es bellamente oscuro y al mismo tiempo iluminado.

¿Dejarías, sólo una vez al menos, que te lleve consigo?